Oscar

Amanda es la encargada de la limpieza del asilo del Ayuntamiento y la que cuida de Oscar, un gato apacible y tranquilo al que encontraron maullando en la puerta de la entrada. Durante el día, mientras está más ocupada, lo deja pasear libremente para que haga compañía a los ancianos, que lo acarician con mimo y de vez en cuando le echan miguitas de su comida. Por la noche, cuando ya sólo le queda limpiar el sótano, coge a su gatito para que la acompañe. Antes de que llegara Oscar, bajaba al sótano sola y no le importaba, salvo que ese día hubiera muerto alguien, porque entonces tenía que limpiar hasta el último rincón con el cadáver amortajado sobre una camilla, en el centro de la habitación. Hasta el día siguiente la funeraria no llegaba para llevárselo, y por mucho que se había quejado, desde la administración del asilo le habían asegurado que no había otro sitio donde dejarlo. Una noche, mientras estaba limpiando el sótano, con el cadáver detrás de ella, escuchó un ronroneo. Se dió l...