Nunca regresó a Melbat

Nunca regresó a Melbat, no podía. Había dejado que el tiempo transcurriera, tratando que sólo con su paso la herida cicatrizara, y lo hizo, pero los recuerdos seguían allí. Las calles empedradas, los fríos muros, la soledad. La ira había congelado su corazón y combatió sin piedad, pero cuando contempló lo que había hecho, el dolor fue aún mayor. Fue tanto el odio, fue tan cruel la venganza, fue tan terrible la guerra, que sobre aquellas calles, entre aquellos muros, la vida no volvería a intentarlo. Nunca volvió a Melbat, no quedaba nadie allí. Combatió contra sus hermanos, contra los de su misma sangre, se había negado una y otra vez la compasión, la comprensión. Nunca confió en nadie, nunca escuchó a nadie, nunca se permitió sentir. No podía volver a Melbat, porque cuando consiguió no volver a odiar, no existía nadie a quien agradecerlo. Cuando lo entendió, ya era tarde. Cuando por fin sintió, las calles empedradas no se atrevían a ser testigos de sus pasos, los fríos muros eran inc...