Proletaria

Qué dificil es la espera. Seguramente empiezo a trabajar en Octubre y ya estoy echando de menos estas largas horas dedicadas a pasear por la vida, sin objetivo concreto. Lo bueno es que sería jornada intensiva, tendría que madrugar, pero a las tres saldría para casa y ya tendría la tarde libre.
No quiero darle vueltas a cómo será el trabajo, la gente, la rutina, porque nada de lo que espero al final se cumple, así que mejor no pensar y zambullirme tal cual.

Al menos llego con más experiencia y la misma ilusión que siempre, y después de haber estado demasiado tiempo sin trabajar y de ir haciendo ganas para empezar lo que sea, pero empezar algo, así que igual todo esto ayuda a que me lo tome mejor.

Y es que odio trabajar. Ya sé que puede sonar infantil, pero lo odio, claro que odio más que el cinturón económico me apriete, así que la elección es clara y más ahora, que la subida de la hipoteca es imparable y el carro de la compra resulta cada día más caro.

Preveo una crisis económica del copón y no me apetece que me pille con el paso cambiado y sin posibilidad de reaccionar, así que no me queda otra opción, bueno, compraré lotería a ver si el azar se digna a darme un amplio respiro, que va a ser que no.

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