Equilibrio
LLevo ya más de una semana así y creo que este finde por fin ha hecho crisis, he entrado en una recesión profunda y duradera, como el Imperio Yanqui.
Me pilla cansada de pelear contra malos recuerdos, contra obsesivas ideas que no hacen más que llamar a la puerta. Vale que no las abro, pero escucharlas llamar con insistencia también agota.
Me pilla cansada de pelear contra malos recuerdos, contra obsesivas ideas que no hacen más que llamar a la puerta. Vale que no las abro, pero escucharlas llamar con insistencia también agota.
Supongo que la sensibilidad extrema que padezco tiene mucho que ver con que mis síntomas acaben siendo físicos, y sólo me faltaba que un virus cabroncete que pulula por ahí me pusiera en su diana.
He resultado ser un maldito y fructífero campo de cultivo dispuesto a ser inseminado por él.
Pero ya estoy mejor, o no, seguramente no, pero no quiero pensar que esto pueda durar más, así que como siempre recurro al autoengaño.
Por cierto ¿el autoengaño no debería ser total? es decir, debería pensar que no me estoy engañando para que tuviera algún efecto ¿no?.
Debe ser por eso que ya no funciona como debería.
He pensado mucho en cómo ando perdiendo el tiempo últimamente, en lo poco que escribo en el blog, en lo poco que salgo de casa, en lo poco que me río y disfruto de lo que hay a mi alrededor.
Ya sé que el tercer aniversario ha tenido que ver, llevo así desde que el tiempo cambió y el viento comenzó a traer el otoño.
He tratado de no pensar en ello, y lo he conseguido, sin embargo no he dejado de sentir. Tengo que aprender también a dejar de sentir.
Desde que recuerdo estoy perdiendo terreno, sé que desde hace tiempo el presente es sólo una representación que continúa un guión antiguo.
No hago más que intentar escribir un nuevo argumento pensando que todo lo que me rodea me lo impide, pero he visto mi actuación desde las butacas y por fin me he dado cuenta.
No hay nada ni nadie que me lo impida, soy yo misma la que me niego a dar un paso adelante.
Estupendo análisis de la situación que no me sirve para encontrar ninguna solución.
Tampoco me consuela saber que no soy la única que está en esta encrucijada, no me consuela saber que así es la vida de los que somos conscientes, al contrario, preferiría desandar lo andado, desaprender lo aprendido, ser ignorante y feliz, aunque la felicidad sea de cartón piedra y los aplausos enlatados.
Qué complicado resulta este equilibrio que me empeño en mantener.
Qué complicado resulta este equilibrio que me empeño en mantener.
Comentarios
Publicar un comentario