Esfera


Siempre pienso en aquella observación que hacía el psicólogo de la película Esfera.

Ocurre justo en el momento en que la entidad extraterrestre acaba de comunicarse a través del ordenador. Dice que se llama Jerry.
Jerry parece haberse tomado la píldora de la felicidad y anda eufórico queriendo comunicarse en todo momento. Es como un niño alborotador, ha estado miles de años incomunicado y ahora no quiere parar, no va a parar. LLega a decir, contundentemente, que es feliz. Jerry es feliz.

Todos los de la tripulación parecen contagiarse de su felicidad, en fin, es una entidad enrollada y feliz ¿qué más se puede pedir?, es estupendo.

Sin embargo el psicólogo se preocupa, esperaba que la entidad fuese sólo racional, que no sintiera nada, porque si Jerry se siente feliz significa que también podría sentirse muy cabreado.
Y a nadie le gustaría ver así a una entidad que lleva miles de años aislada e incomunicada.

La película tiene bastantes puntos interesantes, otro de ellos es el que ilustra la foto, pero de todos me quedo con este.
La incomunicación y la frustración condicionan la realidad posterior, las expectativas que se crean cuando la comunicación se hace posible nunca pueden ser cumplidas, como, por otra parte, nunca se cumple realmente ninguna expectativa.

Esfera una de las obras de Michael Crichton, quien por cierto ha fallecido hace poco, lo que es una verdadera lástima para los que amamos la imaginación con un ancla en la realidad, aunque sea ligera, porque eso significa que hay uno menos en este mundo tratando de pensar de forma alternativa.

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