Sin tiempo
El amor recorre una y otra vez los pliegues del alma, los acaricia, los colma, con el ritmo pausado y nostálgico del viento de primavera sobre las hojas de los álamos. ¿Para qué queremos el tiempo? si no es para malgastarlo en aquello que nos seduce y nos tienta.

La relatividad de nuestra existencia nos hace contemplar la vida como un suspiro, llenemos nuestros pulmones de aire y consigamos transformarlo en un huracán que consiga alcanzar la ansiada eternidad que jamás veremos.
Al nacer tenemos la certeza de que vamos a morir, y a las puertas de la muerte, tenemos la certeza de que la vida es sólo lo que hemos hecho de ella.
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