Cocinar o no cocinar

Pues allá voy con el cuestionario que propone Pitxi.

1- Cocinarías cena en casa, restaurante o comida para llevar…

Pues depende del día.
La mayoría de las veces en restaurante. Suelo ir a los mismos sitios y acabo conociendo a la gente. Me gusta la familiaridad que se va creando y acabo estando como en casa, pero con esa independencia que te da pagar la cuenta y olvidarte. Creo que debe ser algo similar a irse de putas.
Si tengo un día vago, uno de esos domingos de invierno que no te apetece salir del sofá, o de verano, que estás tirado en una tumbona del jardín, entonces lo mejor es pedir unas pizzas.
Si llevo todo el día fuera de casa por lo que sea y estoy agotada, y no me quedan ganas ni de levantar un tenedor, entonces me paso por el McDonalds o el Burger King y sin bajarme del coche me sirven la comida y me la llevo a casa.
Y como último recurso, si no queda más remedio, cocino, que no es que se me dé mal, al contrario, pero no me gusta.

2- ¿Cuál ha sido el mejor plato que recuerdas haber comido?

Unos huevos fritos, jamón de pata negra y patatas fritas en un restaurante cerca de Martos, en Jaén, todo cocinado con aceite de oliva.

3- ¿El mejor plato que has cocinado tú?

Pues no sé si es el mejor, pero sí me siento orgullosa de mi tortilla de brécol, es un plato que me inventé hace tiempo y que le gusta a todo el mundo que lo prueba.

4- ¿Recuerdas algún resultado desastroso cocinando tú?

Pues si, no es fácil olvidar cuando metes la pata, más que nada por lo cómico que resulta y en mi caso además, porque fue al poco de casarme.
El caso es que no fue lo que estaba cocinando lo que se dió mal, sino el recipiente.

Había cocido unos macarrones y los tenía escurriendo en el fregadero.
Me dispuse a preparar la salsa de tomate y atún y saqué una fuente de cristal Pyrex. La puse sobre la vitrocerámica y empezó a calentarse, fui removiendo y añadí los macarrones.
Como por aquel entonces aún no sabía calcular las medidas, acostumbrada a ayudar a mi madre a hacer comida para seis, pues eran macarrones para seis, una enorme cantidad de macarrones.

Me pilló dada la vuelta cuando explotó.
La bandeja se deshizo en miles de pedacitos pequeñitos y los macarrones rojos y pringosos salieron volando por la cocina, que era completamente blanca. LLegaron hasta el techo, me dieron de lleno.
Miraba el desastre sin poder creerlo, la mayor cantidad aún seguía en la vitrocerámica, chisporroteando y quemándose. Empezaban a echar humo y no podía ni moverme. Estaba petrificada.

El Oráculo entró preguntando qué había pasado, y todavía me acuerdo de su cara, me miró, vió todo rojo, el humo de la cocina y entonces me preguntó si estaba bien.
Nos dió la risa, tanto, que no podíamos parar de reir.
No hemos vuelto a comprar bandejas Pyrex.

5- ¿Qué prefieres cocinar tú para otras persona/s o que cocinen para ti?

No sería tanto que cocinen para mi, como estar en la cocina ayudando a que otro cocine, eso sí me gusta. Prefiero participar, la dirección me estresa y disfruto igual con el resultado.

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