Baby Party

El sábado, el marido de una de mis mejores amigas, a la que conozco desde que eramos niñas, le preparó una fiesta sorpresa por su cuarenta cumpleaños.
Se puede ser más amoroso, pero es dificil.
Llevan casados unos ocho años y en todo ese tiempo habían intentado tener babys de todas las formas posibles y no me refiero al kamasutra.

El caso es que ya casi habían tirado la toalla cuando llegó Iván, un bebecito precioso que ya tiene tres meses y que el día de la fiesta fue el centro de atención de todos. La alegría que trae un bebé es muy dificil de explicar, no es sólo amor y esperanza, es la forma en que te une a la gente que más quieres, es uno más que llega a la "tribu", recuerdas los días de infancia y te ves mirando a la nueva generación, además en este caso tan esperada.

En fin, parecía que celebrábamos de nuevo los veinte y no los cuarenta.
A veces la felicidad que más te llena no tiene que ver contigo mismo, sino con los demás y me siento realmente feliz por ella, es una bendición verla sonreir después de tanto tiempo.

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