El lugar en la balanza

La vida me ha enseñado a distinguir entre las personas que me aportan algo y las que no, y a dedicar mi tiempo sólo a las que caen en el primer grupo, y digo caer, porque no sé muy bien en qué consiste estar en un lado o en otro.

Puede ser un momento concreto en una conversación, una mirada llena de contenido, unas líneas que me conmuevan, una actitud, una condición, una reacción a una situación.

Generalmente todas las personas que voy conociendo no han caído aún de uno u otro lado, se mantienen balanceándose a la espera de una señal que me diga cómo es su alma.

Una vez que la señal llega, el recuerdo es imborrable e inalterable, y nunca nadie ha cambiado de lugar.

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