Acurrucada sobre el almohadón pensaba en las oportunidades perdidas, en los frios atardeceres de este otoño decidido a congelar las ilusiones más ardientes.
Miraba por la ventana y veía las nubes coloreadas de rosa y azul, iluminadas desde abajo por el sol escondido.
El día se acababa, como tantas otras veces, como siempre.
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