En la cima

Hay gente que es grande. No lo son en todo momento, pero no pueden evitar serlo cuando es absolutamente necesario. La gran mayoría de ellos oculta su grandeza con paciencia y esmero, y sólo una minoría se deja ver con más frecuencia, aunque es por la incapacidad de contenerse. Saben que este no es un mundo para los grandes.

La evolución, aunque a veces permite que lo excepcional salga adelante, prefiere dejarse llevar por la seguridad de la mediocridad, elige fluir por el cauce más simple. Y no tiene reparos en dejar claro cual es la corriente preferida, a cada paso que uno da intentando crecer.

No puedes esperar encontrar a alguno, porque si saben que los buscas, se ocultarán aún más. Sólo tienes que esperar el momento preciso, saber observar, encontrar la conversación perfecta, la frase oportuna, y entonces se muestran con tanta luz que consiguen calentarte el alma.

Los grandes no se miden con nadie, porque saben que no hay medida posible. No se comparan ni consigo mismos, porque la libertad de escoger debe alentarse con cada segundo de vida.
Nunca odian, ni hacen daño, pero cuando se muestran ante ti llevan consigo un espejo, que debes elegir si quieres mirar.

La imagen que te devuelvan será la verdad. No la mires si no estás preparado para contemplarte tal y como eres.

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